Jesús y la Viuda de Naín
La viuda de Naín, el personaje central de esta
historia, era triplemente marginada por ser mujer, viuda y por depender de la
caridad pública para su sustento debido a la orfandad total en la que se
quedaba debido a su viudez y a la pérdida de su único hijo.
El futuro inmediato de esta mujer era incierto. Se quedaba sin nada y
tenía que depender de otros para seguir viviendo.
Fue en esas circunstancias que Jesús la encontró o que ella se encontró
con Jesús.
El relato tiene tres momentos claves:
- a) El problema concreto.
- b) La compasión de
Jesús.
- c) La alegría de una
indefensa.
Esto tres momentos articulan una propuesta liberadora integral en favor
de los indefensos del mundo.
Una mujer viuda condenada al desamparo y a la
pobreza.
Ella, como mujer viuda,
tenía pocas posibilidades de sobrevivir. Su futura era incierto sombrío.
La situación en la que se
encontraba la mujer viuda explica tanto la compasión de Jesús como las palabras
aparentemente ofensivas de Jesús: No llores (7:13).
La compasión de Jesús se expresó no solo en palabras sino también en
gestos liberadores.
Las palabras de Jesús, no llores, no fueron
palabras de descortesía ni incomprensión del problema concreto que afectaba a
la mujer viuda.
Fueron palabras de esperanza a quien no tenía
esperanza sino un futuro sombrío.
Pero Jesús hizo algo más: tocó el féretro. (7:14). Es decir,
asumió el riesgo de ser declarado una persona ceremonialmente impura.
La compasión de Jesús se expresó además en una acción pública inusual: le
habló a un muerto como estuviera vivo. Estas fueron sus palabras luego de tocar
el féretro: Joven, a ti te digo, levántate (7:14).
Ocurrió entonces algo extraordinario: el muerto le escuchó, obedeció, se
levantó del féretro y habló. De acuerdo a Lucas: Entonces se incorporó el
que había muerto, y comenzó a hablar (7:15).
Jesús demuestra así que es el Señor de la vida y quien da vida.
Lucas termina el relato con dos datos altamente
significativos.
El primero de ellos es el gesto visible de Jesús
hacía la mujer viuda: Y lo dio a su madre (7:15). Lo que indica que no
solo el muchacho volvió a la vida, sino también la misma madre (mujer y viuda)
resucitó socialmente. Fue entonces un doble milagro, dos personas resucitaron,
y recuperaron la alegría y la esperanza.
El segundo dato es que los
testigos de este milagro al unísono decían: Dios ha visitado a su pueblo
(7:16).
Así había sido en efecto. El reino de vida ya estaba
en acción en la historia.
Los beneficiarios eran todos y, especialmente,
quienes estaban en la periferia de la sociedad.
Se trataba de un reino de vida que confrontaba
directamente a las fuerzas de la muerte, a la anti-vida, a las opresiones que
desfiguraban el propósito de vida y de justicia de Dios.
El desafío y la pregunta para nosotros puede
precisarse con estas palabras: Si Jesús no fue indiferente ni insensible frente
a la situación de carencias y desamparo en la que quedada esta mujer vida,
¿Cómo tenemos que responder a las diversas situaciones de desamparo y carencias
en las que encuentran cientos de personas y de familias condenadas a la
pobreza?
Desde otro ángulo: ¿De qué maneras tiene que
expresarse la compasión cristiana en realidades de carencia, desamparo y
desesperanza?
Esta historia nos recuerda que cuando los frágiles se
encuentran con el reino de vida de Jesús, la alegría que ese encuentro produce
transforma las condiciones materiales en las que viven y les transmite un amor
por la vida que nadie les puede arrebatar.
Los frágiles tienen entonces en Jesús a su go´el,
su vindicador, el que saca la cara por ellos y el que los defiende y libera de
todas las violencias. Los frágiles saben que Jesús tiene poder para derrotar a
la muerte y a la miseria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario