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domingo, 15 de septiembre de 2024

LOS SALMOS: LIBRO POÉTICO

 

El libro de los Salmos, una de las colecciones poéticas más importantes de la Biblia, nos ofrece múltiples enseñanzas que abarcan diversos aspectos de la vida espiritual y emocional. 

Aquí algunas de las enseñanzas más destacadas:

  • Confianza en Dios:
    Los Salmos reiteran la importancia de confiar en Dios en todas las circunstancias, ya sean tiempos de alegría o de adversidad. Los salmistas a menudo expresan su total dependencia de Dios, reconociendo que Él es su refugio y fortaleza (Salmo 46:1).

  • Alabanza y Gratitud:
    Una gran parte de los Salmos está dedicada a la alabanza a Dios por Su grandeza, misericordia y amor inagotable. Nos enseñan a ser agradecidos, no solo en los buenos momentos, sino también en medio de las dificultades (Salmo 100).

  • Expresión de Emociones:
    Los Salmos nos muestran que es válido y saludable expresar nuestras emociones a Dios, ya sea alegría, tristeza, miedo, enojo o desesperación. Nos enseñan que podemos acercarnos a Dios con sinceridad, tal como somos (Salmo 13).

  • Arrepentimiento y Perdón:
    Salmos como el Salmo 51 subrayan la importancia del arrepentimiento genuino y la búsqueda del perdón de Dios. Nos enseñan que Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar cuando nos arrepentimos sinceramente.

  • La Justicia y el Juicio de Dios:
    Los Salmos también enfatizan que Dios es justo y que Él defenderá a los oprimidos y castigará a los malvados. Nos enseñan a confiar en la justicia divina, incluso cuando la injusticia parece prevalecer en el mundo (Salmo 37).

  • Esperanza en la Promesa de Salvación:
    A lo largo de los Salmos, encontramos la esperanza de la salvación y la venida de un futuro Mesías. Nos enseñan a esperar con fe la redención y el cumplimiento de las promesas de Dios (Salmo 22, 110).

  • Comunión con Dios:
    Los Salmos nos animan a buscar una relación íntima y constante con Dios a través de la oración y la meditación en Su palabra. Nos enseñan que esta comunión es esencial para la vida espiritual (Salmo 1, 63).

  • Lic. Douglas Paredes L. 

  • viernes, 11 de marzo de 2022

    El cántico de Gomer

     Escúchelo en Spotify...Aquí

    Basado en el libro del profeta Oseas



    El cántico de Gomer

    Te alabo mi Señor y Creador de todos los cielos y las estrellas
    Porque te dignaste de tu sierva,
    Las alianzas con Egipto o con Siria no salvaron a tu pueblo pero fue tu amor,
    tu eterno amor,
    La nación del norte buscaba amor en el lugar equivocado, así como yo.
    Aparecí callada cuando contaron mi historia, mis labios fueron sellados.
    Me expusieron desnuda, me encerraron, usaron violencia contra mí los hombres
    Pero tu amor me liberó.
    Me diste hijos, aunque no me preguntaron si quería o no, quisieron usar mi vientre.
    Pero tú abriste mi boca y honraste a mi descendencia.
    Mis enemigos hablaron de mí, murmuraron me llamaron prostituta, y despreciaron a mi familia, así como tú ya lo habías señalado que lo harían.
    Me sacaste de las manos de los Cananitas y sus requisitos de fornicación durante mi juventud.
    Siendo escogida por ti, me liberaste de la promiscuidad.
    Aunque excluida, me demandaron hijos, los tuve, y los amé, pero ¡fueron mis hijos también!.
    Los nombres dados a mis hijos, yo también los escogí, yo sabía cómo estaba el pecado de mi pueblo. Dejaron en la sombra a mi madre. Solo reconocieron a mi padre. Pero tú la reconociste.
    Cuando la nación del Norte buscaba seguridad en la guerra, enviaste a tu profeta.
    ¡Te alabo porque me hiciste parte de ese llamado!.
    Sufrí en manos de los hombres adúlteros que ofrecían joyas, riquezas.
    Me ayudaste con tu amor, para resistir a hombres y sus riquezas, demandando mi cuerpo.
    A los poderosos, a los ricos que ahora abundan, a los que tienen joyas y perlas tú los exhibes.
    Su pecado en secreto promoviendo la prostitución lo hiciste público.
    Creen que así como la lluvia es esperma para la tierra, ellos seducen a las jóvenes. Su Baal es muerte.
    Tú los exhibiste con su lujuria, su lascivia, y su pecado.
    ¡Tú levantas del polvo a la gran mayoría de mujeres pobres!
    A los hombres que aman la guerra, y aman la violencia, que venden su alma y cuerpo a la guerra, tú los llevaste a la dependencia económica, represión y la deportación.
    Demostraste que tú eres el Dios verdadero, no el poderío militar de Egipto y Asiria.
    Tú eres la paz para tu pueblo.
    Me sacaste de la esclavitud por el amor eterno que mostraste.
    Creían ser dueños de mí, pero tú siempre fuiste mi único dueño y Señor.
    Cuando mi esposo se distanció y dijo que yo no era su esposa, avergonzándose de mi frente a todos.   
    Tú nunca te alejaste de mi Señor, mi restaurador.


    Tú levantas del polvo a las despreciadas, a las forzadas a callar, a las condenadas por los hombres
    Por ti es que pude proveer para mi familia y cuidar de mis hijos al fin.
    Me llamaron promiscua por una razón y solo una,

    Porque el pueblo era promiscuo y yo era parte de ese pueblo.
    Ahora todas las generaciones me llamarán bendecida y restaurada por tu amor.

    ¡No hagan imagen de Dios en la imagen de ningún hombre!
    ¡Solo Dios es perfecto y verdaderamente diverso!

     


    viernes, 4 de marzo de 2022

    ¿Rechazado, menospreciado?

    Escúchalo aquí en sporify 











    Mateo, seguidor de Jesús 

    Lucas 5:27-32


    En esta historia de vida, la de un odiado y despreciado cobrador de impuestos, Leví o Mateo, resaltan varios temas conectados entre sí:

    La relación entre salir y ver.

    Los seres humanos de carne y hueso.

    El cruce de fronteras.

    La llamada al Seguimiento.

    El costo del Seguimiento.

    La solidaridad con los marginados y excluidos.

    Jesús, para encontrarse con Leví o Mateo, tuvo que salir. Fue a orillas del lago de Galilea, encontró a Mateo sentado en su espacio de marginado y despreciado, y allí le hizo la invitación al seguimiento.

    La estrecha relación entre salir y ver se nota en el relato de los evangelios. Lucas utiliza particularmente un verbo bastante enfático (theaomai), para la acción de ver, indicando que se trató de una manera ver profunda o fuera de lo común, intencional, de ver más allá de la superficie o de la epidermis.

     

    Esta acción de Jesús plantea para varios asuntos relacionados con la teología y la misión: Para ver a un despreciado, se tiene que salir de la comodidad del mundo en el que uno está situado, rompiendo con los prejuicios sociales, culturales y religiosos que nos impiden ver la realidad en toda su crudeza e insulto al Dios de la Vida.

    Jesús no fue entonces un religioso balconizado, uno de aquellos que observan la realidad desde su cómoda posición en un balcón, sino que se atrevió a salir, a bajar, para identificarse y comprometerse con personas como un odiado y despreciado cobrador de impuestos.

    Él fue hombre del camino. Uno de aquellos para quien el ser humano concreto tiene más valor que los prejuicios que desfiguran el propósito liberador y humanizador de Dios. Fue en el camino en dónde encontró a su discípulos y les hizo el llamado al seguimiento. Fue en la cotidianidad de la vida que se relacionó con ellos.

    La práctica misionera entonces, para que sea contextual y, por lo tanto, pertinente, eficaz y eficiente, tiene que hundir sus raíces en el marco temporal en el que los marginados y excluidos sueñan, lucha, lloran y se alegran.

    Como en el caso de Leví o Mateo, los seres humanos no son cuerpos anónimos, sin identidad precisa, sin historia de vida o sin lazos familiares o relaciones humanas significativas.

    Todos los seres humanos, cualquiera sea la realidad en la que se encuentren, tienen una historia personal, raíces familiares, rostro definido, y necesidades materiales y espirituales específicas.

    Esta fue precisamente la condición de Mateo: Tenía un nombre, una nacionalidad, un oficio y lazos familiares conocidos. No era un nadie, aunque así lo trataban, ni un personaje anónimo. Lucas y los otros evangelios indican claramente que Jesús no lo vio, trató o valoró como lo hacían sus contemporáneos. Lo vio, trató y valoró como un ser humano digno de ser amado y de ser invitado a formar parte de la comunidad mesiánica que él estaba comenzando.

    De esa manera, rompió con todo aquello que había convertido a Mateo en una escoria social debido a su condición de funcionario del imperio romano, traidor de su pueblo, extorsionador y ladrón. La pregunta para nosotros tiene dos vertientes: ¿Somos personas de balcón o del camino? ¿Cómo vemos, valoramos y tratamos a las personas que están condenadas al ostracismo social?

    En la misión, para cambiar las situaciones de opresión, tenemos que insertarnos en la realidad material que se tiene que cambiar y sintonizar con el pueblo de a pie. Esto no será posible sino conocemos su lenguaje, la forma en que se relacionan y sus luchas y esperanzas.

    La misión exige entonces cruce de fronteras. Esto fue lo que hizo Jesús cuando encontró a Mateo. Jesús se atrevió a cruzar fronteras que estaban vedadas en su tiempo. Sabiendo que Mateo estaba considerado como un traidor, extorsionador, ladrón y un despreciable personaje, lo buscó y le invitó a dejar su trabajo habitual y a integrarse a la comunidad mesiánica.

    Jesús sabía que no podía relacionarse con un pecador público, menos entrar en su casa, y menos aún intimar con él y con otros despreciables como él. Pero lo hizo, cuestionando así los prejuicios socialmente aceptados de su tiempo.

    Esta acción de Jesús no fue nada casual. Fue intencional. Apuntaba a dejar claramente establecido que en la comunidad mesiánica todo eran aceptados, incluso, un marginado como Mateo.

    La demanda es clara. Cuando se cruza fronteras, el riesgo es una inserción profunda en las avenidas en las cuales caminan los pobres, los indefensos y los desposeídos. En otras palabras, una conversión al mundo de los desvalidos, conversión que se expresa en una transformación radical del estilo de vida.

    La exigencia es entonces cruce de todas las fronteras que separan a las personas, entre ellas, las subculturas presentes en nuestras sociedades. La llamada al seguimiento tiene lugar en el espacio en el que Mateo pasaba la mayor parte del tiempo: su lugar de marginado.

    La iniciativa en la llamada al seguimiento siempre la tiene Jesús. Jesús escogió deliberadamente a Mateo. Las palabras utilizadas en el relato (akolouthei moi, sígueme) indican que no se trataba de una invitación ocasional, opcional o que se podía postergar. Fue un imperativo

    La respuesta de Mateo expresa tanto la reputación que tenía Jesús como la disposición de Mateo. Esta persona salía así del ostracismo social para incorporarse a una comunidad de iguales. La llamada de Jesús tenía como correlato la redención social de este odiado y despreciado publicano. Él pasaba de ser un paria a ser una persona con valor y dignidad como los otros discípulos de Jesús.

    De esa manera, la comunidad de Jesús, se convierte en una sociedad alternativa que dignifica a seres humanos como Mateo y que camina en dirección contraria a la sociedad circundante.

    El seguimiento tiene un costo preciso. Para Mateo significó dejar su oficio de cobrador de impuestos, reorientar su vida y comenzar un peregrinaje colectivo con otros que habían sido marginados como él. Dejó su oficio lucrativo de cobrador de impuestos, renunció a lo que más amaba (dinero) y tuvo que dejar a un lado todo apego exagerado por los bienes materiales.

    El seguimiento entonces demanda renunciar al círculo vital que nos proporciona seguridad y nos da un nombre, cierto prestigio y el poder temporal.

    El desafío para todo nosotros es preguntarnos a qué hemos tenido que renunciar y preguntarnos también si estamos utilizando el evangelio y la iglesia como una mercancía para obtener recursos económicas, ganar prestigio o acceder a los espacios de poder.

    El seguimiento es riesgo, renuncia y apostar por una vida distinta a la que se nos ofrece en la sociedad circundante. La solidaridad activa y visible con los sectores sociales ignorados por la historia oficial destaca también en el relato de la invitación al seguimiento a Mateo.

    Mateo en señal de gratitud invitó a Jesús a su casa, hizo un banquete e invitó a otros como él a esa fiesta. Jesús aceptó la invitación, entró a la casa de un conocido pecador público, se sentó a la mesa con otros pecadores e intimó con ellos.

    Las acciones de Jesús provocaron la airada crítica de los religiosos que no toleraban que un galileo cuestione las reglas socialmente aceptadas de marginación y exclusión. La pregunta y el desafío para nosotros es: ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a identificarnos visiblemente con los marginados y excluidos del mundo.

    La otra pregunta y desafío es: ¿A qué tenemos que renunciar para asociarnos con aquellos que están en el desván de las relaciones sociales? Finalmente, ¿estamos dispuestos a asumir el costo del seguimiento a Jesús en nuestros contextos de misión particulares?


    miércoles, 2 de marzo de 2022

    Los amigos de Daniel

     Lectura: Daniel 3:10-26

    Escúchalo en Spotify:

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    Introducción:

    En esta parte del texto el rey Nabucodonosor manda levantar una estatua de oro y ordena que todos, bajo pena de muerte, le tributen culto cuando dé la señal. Los tres compañeros desafían el decreto real permaneciendo leales a su fe. Entonces los tres judíos son arrojados al horno de fuego ardiente pero las llamas no les causan daño. Cuando el rey ve lo sucedido, manda que los tres hombres salgan del horno y rinde homenaje a su Dios.

    Unidos ante la muerte

    Este  relato  era particularmente  significativo  para  los judíos  del  siglo II a. C. porque  Antíoco  IV  había  mandado  erigir  en  el  templo  de  Jerusalén  la  imagen  de  Zeus  Olímpico.  Esta  imagen  era «la  horrible  abominación»  a que  se  hace  referencia  en 1 Mac  1, 54; Dan  9, 27; 11, 31, y  el símbolo  del  poder romano  que profanaría  el templo  («la  abominación  de la  desolación»  de  Mt  24,  15  y  Me  13,  14). (Alexander, 1995)

    El autor parece conocer «la llanura de Dura» (3,1), y la tradición de un ídolo monumental erigido en Babilonia puede basarse en un recuerdo real. Pero la enumeración de los funcionarios del rey (3,2-3) utiliza títulos propios de un Irán helenizado y la orquesta (3,5.7.15) recoge instrumentos con nombres fenicios y griegos. (Pierre, 1993)

    El no participar en este culto imperial equivale a llegar a terminar la vida en la hoguera. En vez de ‘horno’ sería mejor traducir ‘crematorio’, palabra que le da su verdadera dimensión al relato. (Hans)

    La respuesta de los jóvenes está en 1 persona del plural, no vacilaron en su respuesta al decreto del rey si debían obedecer o no. No pensaron en una respuesta evasiva cuando se requirió una respuesta directa. Dios si quiere puede salvarlos del horno ardiente, pero si Dios no quiere, ellos no darán culto a la estatua que ha mandado hacer el rey.

    Como dice Di Lella,  Dejan a  Dios  ser  Dios.  No  intentan  controlar  a  Dios.  Sólo Dios  es  el  único  que  decide  si  quiere  intervenir  milagrosamente  en  los  asuntos  humanos,  y  cuándo  lo quiere.  Esperar  otra  cosa  es  hacer  de  Dios  un  recurso  que exonera  de todo  trabajo  o una  conveniencia celestial  que  está  a  nuestra  disposición. (Alexander, 1995)

    En la composición narrativa de este capítulo resulta que el autor sabe lo que para estos 3 combatientes vendrá después, pero sus actores no. ¡No es porque ellos sepan que la hoguera no será el final de sus vidas que se atreven a desobedecer el decreto del rey! Ni siquiera saben si su Dios es capaz de rescatarlos del fuego o no, hay incertidumbre al respecto. Pero, lo que sucederá después no puede y no debe de alguna manera alterar lo que ahora deben hacer. El verdadero martirio siempre es incondicional: “no adoraremos a tus dioses, ni tampoco a tu estatua”. (Hans)

    Los tres confesores son arrojados al horno de fuego ardiente con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos. Los  soldados  más  fuertes del  rey  son  consumidos  por  el  mismo  fuego  que  hicieron  para  quemar  a  los  tres  judíos  aparentemente indefensos.  Pero  «estos  tres  hombres  cayeron  atados en  medio  del  horno  de  fuego  ardiente»  y  «se  paseaban  en  medio  de  las  llamas,  alabando  a  Dios  y  bendiciendo  al  Señor» (Alexander, 1995)

    Estamos firmes en las promesas de Dios? Nos encuentra diciendo lo mismo como familia en estos días. Si él está con nosotros no tenemos que temer lo que nos pueda hacer el hombre. Dios nos librará sea de la muerte o por medio de la muerte.

    En lo que sigue se nos dará a conocer cuál es el resultado de la presencia de los tres en el crematorio. Es una inversión triple: en vez de ser un lugar donde la vida de los adversarios termina para siempre y en vez de ser un lugar que procura la purificación del imperio, el crematorio se torna lugar de espanto para el mismo dictador. Los tres no mueren. Se termina la ausencia de aquel Dios que hasta ahora sólo se había hablado. (Hans)

    Aquí es importante que vida y muerte cambien de destinatarios. Es impactante ver que en todo el episodio el Dios de los judíos aparece sólo en el crematorio. Para los combatientes es suficiente porque es el único lugar que importa ahora: el lugar de su martirio.

    En nuestro texto estuvimos presenciando los primeros momentos de la articulación del concepto de la resurrección como respuesta a los combatientes en la resistencia, aquí antiseléucida; después contra los demás opresores de turno (incluyendo a los Macabeos/ Hasmoneos) de la época intertestamentaria.

    Conclusión

    Que Nabucodonosor caliente su horno como pueda que unos pocos minutos durará el tormento de los que fueron arrojados dentro.

    Los tres judíos no fueron salvados de las llamas sino fueron salvados en medio de las llamas. En la tradición posterior, en especial en la literatura apocalíptica, el fuego y ‘el horno’ llegan a constituirse en el lugar del juicio final por excelencia. (Hans). Pero el fuego del infierno tortura y no mata.

    El hecho  de  que los  judíos  sean  fieles  hasta  el  grado  extremo  de  la muerte  no  condiciona  para  nada  a  Dios.  Dios  es  absolutamente  libre  de  obrar  como  quiera. (Alexander, 1995)

    Los que sufren por Cristo tienen su presencia en sus sufrimientos aún en el horno ardiendo, y en el valle de sombra de muerte. El Padre  que  no  se  guardó  a  su  propio  Hijo, sino  que  lo  entregó,  capacitará  a  los  creyentes  para trascender  o  ir  más  allá  de  sus  instintos  naturales, eligiendo  la  muerte,  a  ceder  a  las  exigencias  inmorales  del  Estado.

    El  relato  de  los  tres  confesores  pone  de manifiesto  que  la  lealtad  a  Dios  es  más  importante y,  a  la  postre,  más  significativa  que  la  prolongación de  la  vida  y  la  prosperidad  social  y  económica  adquiridas  a  expensas  de  los  principios  religiosos. (Alexander, 1995)

    Que Dios nos ayude y capacite para permanecer fieles en momentos de gran dificultad en las que nos tocará atravesar en los lugares que nos desenvolvemos.

     

    LOS SALMOS: LIBRO POÉTICO

      El libro de los Salmos, una de las colecciones poéticas más importantes de la Biblia, nos ofrece múltiples enseñanzas que abarcan diversos...