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viernes, 4 de marzo de 2022

Prisionera de guerra

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Naamán el Sirio y la niña esclava prisionera de guerra

2 Reyes 5:1-27









El arte narrativo del autor muestra su gran sentido del humor y una fina ironía: el varón grande, valeroso, general del ejército y valioso para su nación padece de una enfermedad de la piel. El aparato real y la burocracia que se mueven para lograr su sanidad sobrepasan en mucho a las proporciones de la enfermedad. Sin embargo, para Naamán  y todo su pueblo, el asunto es de suma importancia; los regalos para el profeta de Samaria así lo demuestran: treinta mil monedad de plata, seis mil monedad de oro y diez trajes nuevos de tela muy fina.

Esa enfermedad y la gran figura del enfermo causan revuelo en Israel y su corte real. En contraste, el texto presenta a una niña prisionera. Ella no sirve al rey, sino a la esposa de Naamán. No llego con la pompa de Naamán, rodeada de dignidad y poder, sino como una esclava de guerra. Pertenecía a la nación conquistada y siempre permaneció en el anonimato. Pero esa niña fue el instrumento divino para lograr la salvación del general.

Se imagina usted a una niña esclava dándole un consejo a la esposa del hombre fuerte de Siria. La Biblia no menciona el nombre de ella, pero sí narra acerca de su fe en el Dios que ella amaba y cómo el Señor podía sanar a su amo a través del profeta Eliseo:

“Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra” (2 Reyes 5:2-3).

Esta niña era sierva de la esposa del hombre más poderoso del ejército sirio; sin embargo, este caballero se había contagiado de lepra. Una enfermedad que produce llagas, deforma el cuerpo, ataca el sistema nervioso, y es altamente contagiosa, lo que provoca que el enfermo tenga que ser aislado de su familia y de la sociedad.

Por todo esto, Naamán estaba angustiado, necesitaba un “milagro”, por eso la niña habló con su ama y le dijo esa frase que cambiaría la vida de su esposo: “Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”.

La jovencita estaba preocupada y externó su ternura, compasión por el estado de salud de su amo. Ella no tuvo dificultad en creer que Dios era el único que podía sanarlo.

Naamán obedeció y fue a buscar al profeta Eliseo, el cual no salió a atenderlo, pero a través de un siervo le dijo que fuera a zambullirse siete veces, en el Río Jordán y así Dios lo sanaría. Su ego nacionalista le impide ver que Israel tuviera algo mejor que Siria. Y cuando está a punto de perder la posibilidad de sanidad y nueva vida, otra vez se levantan los de abajo, sus esclavos, para hacerlo entrar en razón.

Esta receta no le gustó al hombre fuerte de Siria pero, pese a que la cuestionó, hizo conforme a lo que le dijo el varón de Dios. Cuando Naamán se sumergió la séptima vez en el río, su piel le fue restaurada: “su carne se volvió como la carne de un niño y quedó limpio” (2 Reyes 5:14).

Todos los tratamientos, visitas al médico, diagnósticos y la desesperanza quedaron sepultados en el fondo del Jordán. Cuando emergió del agua, un hombre nuevo salió a flote: ¡Dios lo había sanado de manera inmediata! Todo conforme al consejo que le había dado el profeta Eliseo, gracias a la recomendación que le hizo la esclava de su esposa.

Ese día, Naamán se volvió un creyente: “...He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel” (2 Reyes 5:15a).

1. La fe de la sierva de Naamán fue exaltada por Dios, su compasión y amor por el prójimo hizo que este hombre creyera en el único Dios verdadero.

2. La fe no depende de la madurez cristiana, sino de una disposición de creerle a Dios.

3. La fe, la obediencia y creer en el poder de Dios fueron la clave para que Naamán sanara mediante un “método” sencillo.

Un extranjero, miembro de una nación enemiga de Israel recibe salud del Dios de Israel.

Jesús hace mención de este relato cuando menciona que en Israel en tiempos del profeta Eliseo había muchos que padecían lepra pero ninguno de ellos fue limpiado, solo sana al extranjero, Naamán el sirio. Lucas 4:27

Las cortes reales de Siria e Israel, que debían ser centros de decisiones sabias y efectivas, quedan desenmascaradas por las palabras y consejos de la niña. Los reyes no saben dónde encontrar la respuesta al problema; la niña sí.

jueves, 3 de marzo de 2022

Jesús y la Viuda de Naín

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Jesús y la Viuda de Naín


La viuda de Naín, el personaje central de esta historia, era triplemente marginada por ser mujer, viuda y por depender de la caridad pública para su sustento debido a la orfandad total en la que se quedaba debido a su viudez y a la pérdida de su único hijo.

El futuro inmediato de esta mujer era incierto. Se quedaba sin nada y tenía que depender de otros para seguir viviendo.

Fue en esas circunstancias que Jesús la encontró o que ella se encontró con Jesús.

El relato tiene tres momentos claves:

  • a) El problema concreto.
  • b) La compasión de Jesús.
  • c) La alegría de una indefensa.

Esto tres momentos articulan una propuesta liberadora integral en favor de los indefensos del mundo.

Una mujer viuda condenada al desamparo y a la pobreza.

Ella, como mujer viuda, tenía pocas posibilidades de sobrevivir. Su futura era incierto sombrío.

La situación en la que se encontraba la mujer viuda explica tanto la compasión de Jesús como las palabras aparentemente ofensivas de Jesús: No llores (7:13).

La compasión de Jesús se expresó no solo en palabras sino también en gestos liberadores.

Las palabras de Jesús, no llores, no fueron palabras de descortesía ni incomprensión del problema concreto que afectaba a la mujer viuda.

Fueron palabras de esperanza a quien no tenía esperanza sino un futuro sombrío.

Pero Jesús hizo algo más: tocó el féretro. (7:14). Es decir, asumió el riesgo de ser declarado una persona ceremonialmente impura.

La compasión de Jesús se expresó además en una acción pública inusual: le habló a un muerto como estuviera vivo. Estas fueron sus palabras luego de tocar el féretro: Joven, a ti te digo, levántate (7:14).

Ocurrió entonces algo extraordinario: el muerto le escuchó, obedeció, se levantó del féretro y habló. De acuerdo a Lucas: Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar (7:15).

Jesús demuestra así que es el Señor de la vida y quien da vida.


Lucas termina el relato con dos datos altamente significativos.

El primero de ellos es el gesto visible de Jesús hacía la mujer viuda: Y lo dio a su madre (7:15). Lo que indica que no solo el muchacho volvió a la vida, sino también la misma madre (mujer y viuda) resucitó socialmente. Fue entonces un doble milagro, dos personas resucitaron, y recuperaron la alegría y la esperanza.

El segundo dato es que los testigos de este milagro al unísono decían: Dios ha visitado a su pueblo (7:16).

Así había sido en efecto. El reino de vida ya estaba en acción en la historia.

Los beneficiarios eran todos y, especialmente, quienes estaban en la periferia de la sociedad.

Se trataba de un reino de vida que confrontaba directamente a las fuerzas de la muerte, a la anti-vida, a las opresiones que desfiguraban el propósito de vida y de justicia de Dios.

El desafío y la pregunta para nosotros puede precisarse con estas palabras: Si Jesús no fue indiferente ni insensible frente a la situación de carencias y desamparo en la que quedada esta mujer vida, ¿Cómo tenemos que responder a las diversas situaciones de desamparo y carencias en las que encuentran cientos de personas y de familias condenadas a la pobreza?

Desde otro ángulo: ¿De qué maneras tiene que expresarse la compasión cristiana en realidades de carencia, desamparo y desesperanza?

Esta historia nos recuerda que cuando los frágiles se encuentran con el reino de vida de Jesús, la alegría que ese encuentro produce transforma las condiciones materiales en las que viven y les transmite un amor por la vida que nadie les puede arrebatar.

Los frágiles tienen entonces en Jesús a su go´el, su vindicador, el que saca la cara por ellos y el que los defiende y libera de todas las violencias. Los frágiles saben que Jesús tiene poder para derrotar a la muerte y a la miseria.

 

LOS SALMOS: LIBRO POÉTICO

  El libro de los Salmos, una de las colecciones poéticas más importantes de la Biblia, nos ofrece múltiples enseñanzas que abarcan diversos...