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miércoles, 25 de septiembre de 2024

La oración de Daniel

En este espacio analizaremos la oración de Daniel:


Podemos  ahora  resumir  en  cinco  puntos  el  mensaje  espiritual  de  la  oración  de  Daniel,  un  mensaje que  se  halla  por  doquier  en  la  Biblia.  Primero,  el Señor  es  «el  Dios  grande  y  terrible»  (9,  4).  Dios  ha de  ser  venerado  y  reconocido  como  lo  que  es:  el  Ser supremo,  creador  de  los  cielos  y  la  tierra.  El  temor del  Señor,  expresión  que  se  halla  muchísimas  veces en  el  Antiguo  Testamento,  implica  la  actitud  de  respeto  y  amor  que  habría  que  tener  hacia  Dios  como hacia  un  padre,  y  las  obligaciones  morales  que  derivan  de  ese  amor.  «Y  ahora,  Israel,  ¿qué  es  lo  que  te pide  JHWH,  tu  Dios,  sino  que  temas  a JHWH,  tu  Dios, sigas  todos  sus  caminos,  ames  y  sirvas  a  JHWH,  tu Dios,  con  todo  tu  corazón  y  con  toda  tu  alma?»  {Dt 10,  12;  cf.  Mal  1,  6).  El  Nuevo  Testamento  añade otra  verdad:  «Dios  es  amor»  (1  Jn  4,  16).  El  amor de  Dios  se  manifestó  de  forma  incuestionable  cuando  Jesús  murió  por  nosotros  en  la  cruz  (Jn  3,  16).

Segundo,  sólo  Dios  es  quien  salva.  En  el  Éxodo, Dios  condujo  a  su  pueblo  fuera  de  la  tierra  de  la  esclavitud  en  Egipto  (cf.  9,  15)  a  la  Tierra  Prometida de  la  libertad  {Éx  13,  3.14;  Dt  5,  6;  6,  21-23).  También  nosotros  podemos  hallar  la  salvación  y  la  libertad  sólo  en  Dios  {Gal  5,  1;  1  Pe  2,  16).  Nuestra tecnología  y  nuestros  artilugios  pueden  satisfacer  momentáneamente  nuestras  necesidades  físicas  y  emocionales,  pero  sólo  Dios  puede  cumplir  los  anhelos más  profundos  de  nuestro  espíritu.

Tercero,  Dios  es  justo  (cf.  9,  7).  Esto  significa  que Dios  siempre  hace  lo  que  es  recto  y  justo.  Pero  significa  también  que  Dios  siempre  actuará  de  acuerdo con  su  naturaleza,  que  se  caracteriza  por  su  amor firme  y  su  santidad.  Dios  también  nos  exige  justicia y  santidad.  «Habla  a  toda  la  comunidad  de  los  hijos de  Israel  y  diles:  Sed  santos,  porque  yo, J H W H ,  Dios vuestro,  soy  santo»  (Lev  19,  2). Jesús  nos  dice:  «Sed, pues,  perfectos,  como  perfecto  es  vuestro  Padre  celestial»  (Mt  5,  48).

Cuarto,  Dios  es  un  juez  justo  (cf.  9,  11-14)  que no  dejará  el  pecado  impune  (cf.  Lev  26,  14-39,  Dt 28,  15-68;  Mt  25,  41-46;  Le  10,  13-15).  La  cólera  de Dios  es  un  corolario  de  esta  verdad.  La  presunción es  un  pecado  grave.  «Pues  bien  conocemos  al  que  ha dicho:  La  venganza  es  cosa  mía;  yo  daré  lo  merecido.  Y  en  otro  lugar: El  Señor  juzgará  a  su  pueblo. ¡Terrible  cosa  es  caer  en  manos  del  Dios  vivo!»  (Heb 10,  30-31;  cf.  Dt  32,  35;  Rom  12,  19).

Quinto,  el  Señor  es  un  Dios  de  esperanza  y  misericordia  (cf.  9,  9.17-19).  El  mirará  con  compasión y  amorosa  indulgencia  a  los  que  se  arrepientan  de sus  pecados  y  vuelvan  a  él  (cf.  Ex  34,  6;  Dt  4,  31; 7,  9;  Ef  2,  4-7).  Nunca  estamos  más  allá  de  la  esperanza,  a  menos  que  pensemos  que  somos  un  caso desesperado,  en  cuyo  caso  cumpliremos  nuestra  expectativa.

Cuando  nos  sentimos  indignos  de  las  encomiendas  propias  de  nuestra  vocación,  el  Señor  que  nos  llamó  nos  dará  la  fuerza  que necesitamos.  N o  estamos  solos.  El  Señor  está  siempre  a  nuestro  lado.  Tenemos  que  confiar  en  Él,  pues Él  nunca  ha  fallado  en  sus  promesas.

Por  eso  los  jóvenes  deberían  cobrar  ánimo  cuando  son  llamados  por  Dios  para  un empeño  particular.  Los  obstáculos  parecen  formidables,  pero  Dios  no  nos  llama  nunca  a  hacer  su  obra sin  darnos  la  gracia  y  la  fuerza  para  llevarla  a  cumplimiento.  La  llamada  del  joven  Jeremías  para  convertirse  en  profeta  es  un  ejemplo  sobresaliente.

Dios  nos  ha  llamado  a  hacer  su  obra  en  cualquier vocación  que  tengamos.  Pero  como  Daniel  en  este relato,  no  debemos  esperar  una  inspiración  divina  directa  para  que  nos  diga  lo  que  debemos  hacer  o  dejar de  hacer.  Dios  espera  que  empleemos  nuestra  inteligencia  y  talentos  así  como  nuestra  imaginación  cristiana  para  organizar  nuestra  vida  y  hacer  su  voluntad.

Una vida  plena  y  satisfactoria  no  consiste  en  lo  que  tenemos  y  dónde  vivimos,  sino  en  lo  que  somos  y  cómo vivimos.

Creemos  en  un  Dios  de  amor,  pero  también  en su  justa  ira.  Él  no  será  burlado  por  la  arrogancia  humana,  la  codicia  y  la  insensibilidad  hacia  los  pobres.

¿Hablamos  francamente  y  con  fuerza  en  cuestiones  morales  como  la  pornografía,  la  violencia  televisiva  y  la programación  indecente,  y  la  falta  de  interés  por  los pobres  y  los  que  no  tiene  hogar?  Como nos  recordó  Oliver  Goldsmith:  «El  silencio  es  complicidad»


Por Lic. Douglas Paredes L. 


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martes, 17 de septiembre de 2024

Los Beneficios de la Muerte y Resurrección de Cristo

Hoy reflexionaremos sobre uno de los eventos más trascendentales en la historia de la humanidad: la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Este acontecimiento no solo marcó un punto de inflexión en la historia, sino que también trajo consigo una serie de beneficios incomparables para todos aquellos que creen en él.

En primer lugar, la muerte sacrificial de Cristo en la cruz nos ofrece el perdón de nuestros pecados. Como seres humanos, todos hemos pecado y hemos caído cortos de la gloria de Dios. Sin embargo, la muerte de Cristo fue el sacrificio perfecto y suficiente para expiar nuestros pecados. A través de su muerte, recibimos el perdón de Dios y la reconciliación con Él, restaurando nuestra relación rota con nuestro Creador.

Además, la muerte de Cristo nos libera del poder del pecado y la esclavitud espiritual. Jesús, al morir en la cruz, triunfó sobre el pecado y la muerte. Su sacrificio nos ofrece la libertad de vivir una vida victoriosa sobre el pecado, capacitándonos para vivir en santidad y rectitud delante de Dios.

Pero la historia no termina en la cruz; de hecho, la resurrección de Cristo es el clímax de nuestra fe. La resurrección nos ofrece la esperanza de la vida eterna. Como Jesús venció a la muerte, aquellos que creen en él también participarán de su victoria sobre la muerte. La resurrección es la garantía de que, así como Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos para vivir eternamente con él en su reino celestial.

Adicionalmente, la resurrección de Cristo nos otorga autoridad espiritual y poder para vivir una vida transformada. El mismo Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre los muertos ahora mora en nosotros, capacitándonos para llevar una vida de amor, poder y testimonio. Como creyentes, tenemos acceso a un poder sobrenatural que nos capacita para superar cualquier obstáculo y desafío que enfrentemos en esta vida.

En conclusión, la muerte y resurrección de Cristo son la piedra angular de nuestra fe cristiana y la fuente de innumerables beneficios para nosotros como creyentes. Nos ofrece perdón, liberación, esperanza y poder para vivir una vida transformada. Por lo tanto, que cada uno de nosotros pueda vivir en la realidad de estos beneficios, proclamando con nuestras vidas la grandeza del sacrificio y la victoria de nuestro Señor Jesucristo.

Que Dios nos conceda la gracia de vivir en la plenitud de los beneficios de la muerte y resurrección de Cristo, para su gloria y para el bien de aquellos que nos rodean. Amén.

Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo estén con todos ustedes.

domingo, 15 de septiembre de 2024

LOS SALMOS: LIBRO POÉTICO

 

El libro de los Salmos, una de las colecciones poéticas más importantes de la Biblia, nos ofrece múltiples enseñanzas que abarcan diversos aspectos de la vida espiritual y emocional. 

Aquí algunas de las enseñanzas más destacadas:

  • Confianza en Dios:
    Los Salmos reiteran la importancia de confiar en Dios en todas las circunstancias, ya sean tiempos de alegría o de adversidad. Los salmistas a menudo expresan su total dependencia de Dios, reconociendo que Él es su refugio y fortaleza (Salmo 46:1).

  • Alabanza y Gratitud:
    Una gran parte de los Salmos está dedicada a la alabanza a Dios por Su grandeza, misericordia y amor inagotable. Nos enseñan a ser agradecidos, no solo en los buenos momentos, sino también en medio de las dificultades (Salmo 100).

  • Expresión de Emociones:
    Los Salmos nos muestran que es válido y saludable expresar nuestras emociones a Dios, ya sea alegría, tristeza, miedo, enojo o desesperación. Nos enseñan que podemos acercarnos a Dios con sinceridad, tal como somos (Salmo 13).

  • Arrepentimiento y Perdón:
    Salmos como el Salmo 51 subrayan la importancia del arrepentimiento genuino y la búsqueda del perdón de Dios. Nos enseñan que Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar cuando nos arrepentimos sinceramente.

  • La Justicia y el Juicio de Dios:
    Los Salmos también enfatizan que Dios es justo y que Él defenderá a los oprimidos y castigará a los malvados. Nos enseñan a confiar en la justicia divina, incluso cuando la injusticia parece prevalecer en el mundo (Salmo 37).

  • Esperanza en la Promesa de Salvación:
    A lo largo de los Salmos, encontramos la esperanza de la salvación y la venida de un futuro Mesías. Nos enseñan a esperar con fe la redención y el cumplimiento de las promesas de Dios (Salmo 22, 110).

  • Comunión con Dios:
    Los Salmos nos animan a buscar una relación íntima y constante con Dios a través de la oración y la meditación en Su palabra. Nos enseñan que esta comunión es esencial para la vida espiritual (Salmo 1, 63).

  • Lic. Douglas Paredes L. 

  • La resistencia al cambio y la búsqueda de nuevos horizontes

     La resistencia al cambio y la búsqueda de nuevos horizontes La historia de Jesús y el endemoniado gadareno, relatada en los Evangelios, enc...